EL ARCHIVO NO ESTÁ EN PELIGRO. LA VERDAD, SÍ.

31.07.2025

Entrada original de Juan Antonio Ríos Carratalá: "El olvido digital vs la Historia (1)" (29 de julio de 2019)

Enlace: https://varietesyrepublica.blogspot.com/2019/07/el-olvido-digital-vs-la-historia-1.html

Tipo de alusión
Directa, aunque sin nombre propio.
Ríos publica por primera vez extractos del recurso que presenté ante la Universidad de Alicante. Usa esos fragmentos para reforzar su relato de víctima, y sugiere que mi reclamación pone en peligro la investigación histórica en España. Aunque no menciona nombres, el contexto es inequívoco: se refiere a mí y a mi padre.

Estrategia discursiva
Esta entrada marca un punto de inflexión en su estrategia:
• Deja atrás las insinuaciones y pasa a la confrontación abierta.
• Reproduce selectivamente partes del recurso administrativo sin posibilidad de réplica, distorsionando su sentido.
• Reencuadra mi queja concreta —sobre afirmaciones falsas— como un ataque a la libertad de investigación.
• Eleva el caso individual a un supuesto conflicto nacional, en el que la historia estaría "en peligro" por culpa de mi protesta.
Todo ello con un tono de solemnidad exagerada que pretende deslegitimar mi demanda apelando al dramatismo institucional.

Puntos discutibles o falsos

  1. Publica partes de mi recurso, pero oculta que las afirmaciones denunciadas eran falsas y sin base documental.

  2. Ignora que mi escrito nunca pedía borrar documentos históricos, sino retirar enlaces a textos suyos con falsedades.

  3. Presenta el procedimiento como una amenaza a la historia, cuando solo era una solicitud de rectificación legítima.

  4. Se escuda en la defensa del archivo, cuando en realidad evade su responsabilidad como autor de lo que escribe.

Réplica narrativa: "El archivo no está en peligro. La verdad, sí"
En esta entrada de julio de 2019, Juan Antonio Ríos Carratalá abandona las insinuaciones y pasa al ataque. Publica fragmentos del recurso que presenté ante la Universidad de Alicante, y los utiliza como arma para acusarme de querer "borrar la historia".

Pero lo que yo pedía en ese recurso está muy claro: que se retiraran de sus textos algunas afirmaciones falsas sobre mi padre. No pedía suprimir archivos oficiales ni alterar documentos históricos. Pedía que un catedrático con espacio en editoriales y medios dejara de presentar como hechos comprobados lo que eran opiniones suyas, sin respaldo documental.

¿Y cuál fue su respuesta?
Transformar una queja concreta en un peligro nacional.
Asegurar, sin pudor, que "la investigación histórica está en riesgo" por culpa de una reclamación ciudadana que él prefiere no responder en el fondo.

¿De verdad? ¿Por decir que ha mentido sobre una persona fallecida —y demostrarlo con pruebas— se tambalea toda la historiografía española?

No. Lo que tambalea es su relato.

El archivo no está en peligro.
La verdad, sí.

La historia no se defiende con dramatismos. Se defiende con fuentes, con rigor y con capacidad de rectificación. Pero Ríos prefiere la escenificación al debate. El dogma a la revisión.

Y su relato, con toda su pomposidad, se cae con una sola pregunta:

¿Es verdad lo que dijo sobre mi padre?

No lo es.