CASTIGAR CON ETIQUETAS: LA DEMOCRACIA DE RÍOS CARRATALÁ

15.09.2025

Entrada original: Una investigación fundamental: Castigar a los rojos

Fecha: Jueves, 30 de junio de 2022

Enlace: https://varietesyrepublica.blogspot.com/2022/06/una-investigacion-fundamental-castigar.html

Tipo de alusión

  • Indirecta y sectaria: no menciona a mi padre directamente, pero encuadra a todos los que pasaron por el Juzgado de Prensa (incluido él) como "artífices voluntarios de represión".

  • Insinuación general: todos culpables, todos cómplices, todos callaron.

Estrategia discursiva de R.C.

  1. Usa el título con tono irónico y simplista ("castigar a los rojos") para colocar a todo el que no fuera republicano en el bando represor.

  2. Alimenta la retroalimentación ideológica entre colegas de la misma cuerda: cita, enlaza, se retroalimenta.

  3. Generaliza hasta la caricatura: cualquier militar jurídico fue voluntario entusiasta de penas de muerte a cambio de ascensos o fines de semana libres.

  4. Presenta la represión como bloque homogéneo y eterno, sin matices, ocultando historias como la de mi abuelo (víctima republicana) o mi padre (represaliado).

Puntos discutibles

  • Culpabilidad colectiva: convierte un contexto complejo en una sentencia global.

  • Sesgo ideológico: la retroalimentación académica entre afines genera más eco que crítica.

  • Contradicción flagrante: mientras acusa a "los que ganaron" de no buscar reconciliación, él mismo abre trincheras ideológicas con relatos sectarios y falsedades sobre fallecidos que no pueden defenderse.

  • Desinformación: el comentario "nunca buscaron la reconciliación" es un comodín vacío → ¿y abrir heridas reescribiendo vidas con bulos es reconciliación?

Réplica narrativa: Castigar con etiquetas: la democracia de Ríos Carratalá

El 30 de junio de 2022, Ríos Carratalá publicaba en su blog Una investigación fundamental: Castigar a los rojos. El título, como casi siempre, es toda una declaración de intenciones: usar la ironía para reducir la Historia a una consigna de barra de bar.

Según él, cualquiera que pasara por el Juzgado de Prensa fue artífice voluntario de represión: jóvenes sin formación, firmando penas de muerte a cambio de ascensos o fines de semana libres, y guardando un silencio cómplice para siempre. Un retrato tan global como grotesco.

¿De verdad se puede sostener que todos encajan en ese molde? ¿Mi padre, Antonio Luis Baena Tocón, que cumplía su servicio militar y cuya vida había sido ya marcada por la persecución, el saqueo y el asesinato de su propio padre? ¿Mi abuelo, Francisco Baena Jiménez, asesinado por milicianos republicanos, convertido por arte de magia en "nacional" por este catedrático del rigor elástico?

Lo más llamativo es el comentario de R.C.: "nunca buscaron la reconciliación nacional". Aquí conviene preguntarse: ¿qué entiende él por reconciliación? ¿Inventar bultos y difundirlos en entrevistas? ¿Colocar a todos en un mismo saco de "represores voluntarios"? ¿Abrir trincheras ideológicas noventa años después y convertir la memoria en propaganda?

Porque lo que parece es que la "democracia" de R.C. consiste en que la reconciliación solo se da cuando los suyos hablan y los demás callan. Cuando se acepta sin rechistar que su narrativa es la única versión válida.

La realidad es otra: incluso dentro de la izquierda, muchos han cuestionado la Ley de Memoria Democrática por su carácter sectario y por el riesgo de convertirla en un ajuste de cuentas. Numerosos manifiestos (ABC, Verdad Histórica, Libertad Digital, El Español, El Independiente, El País, El Correo, Ahora Información) han subrayado lo mismo: que recordar solo a unos y silenciar a otros no es memoria, sino manipulación.

Y ahí está la paradoja: acusa a "los que ganaron" de no buscar reconciliación, pero sus escritos son la prueba viva de que él mismo no la busca. Porque reconciliar es reconocer todas las víctimas, también las de mi propia familia. Lo otro es castigar con etiquetas, manipular con silencios y esconder bajo un relato académico lo que no encaja en el guion.